sábado, 29 de mayo de 2010

CONSUELO

CONSUELO

Quédate silencioso aquí, en mis brazos,
criatura sin luz, amado de mi vida,
oigo tu oscuridad latiendo como un ruego,
con tu cabeza apoyada en mi frente
y no sé cómo espantar esas sombras que vienen como moscas
a perturbar tu sueño y tu vigilia.
En lo profundo de tus ojos
ronda pesadilla ácida
trepa a tu corazón como una anciana
hunde sus uñas sucias en la dulzura de tu cuerpo
en el gris verdor de tu mirada
en tu sangre que llora secretamente sola.

Como si pudieras oírme yo confieso: mea culpa.
¿En qué límite se quedó tu pregunta y
te atrapó la certeza?
Hoy eres tu propio estanque donde te hundes
lejos del alcance de mi mano que le teme a tu vacío
a tu soledad
a la infinita manera de quedarse y de irse que tienen los humanos
cuando no se reencuentran con su nombre.

¿Qué estás viendo mientras tu espíritu se destiñe?
¿Qué paisaje difuso acaricia tu quebranto para que hables con ese lenguaje trágico y débil?

¿Sabes?
Nada entiendo de la rotura absoluta de tu alma
sin embargo
soy la que te pide que te quedes aquí
silencioso, en mis brazos,
criatura sin luz, amado de mis ojos.

Susana Lizzi