viernes, 27 de noviembre de 2009

POEMA 9


Como nada sé de música
Geraldine
escudriña apenas mis orejas.

Ni siquiera Phil
encuentra resonancias en mi sonrisa.
No hay consonancia
porque tu oído ha redirigido su atención
y está en dirección opuesta
a mi hoja de ruta –vida.
De repente decidiste
que las notas son apetecibles
si se escuchan en soledad.

Mi cuerpo se empieza a desintegrar
mientras vos
pasás tus dedos por la música
y el teclado de la computadora.

Yo también tecleo
para no ser menos;
Solo que no puedo saber qué pasa
cuando los besos se pierden entre los sonidos
y no termina nunca de pasar este silencio
entre mis ojos espantados.

Vos encontraste tu camino de caricias
y una partitura te viste, te calza,
te da plenitud.

Quisiera yo saber la sinfonía más profunda
para que no tuvieras que huir por una nota.

Susana Lizzi
-Derechos reservados-

viernes, 20 de noviembre de 2009

DILUSIÓN




Cuando llega el fin de la cáscara
y la íntima forma se hace visible
expuesta en su totalidad el músculo del vínculo
el corazón detiene su palabra.
Fuego/ extinto
necesita leños crepitantes
hojas secas
menos años
más manos dispuestas a la caricia sabia
más voluntad y mucho empeño.
Cuando cesa el sonar de las campanas
y se calla la boca que antes besaba y reía
la falta de esperanza estremece la carne
se confunde el dolor con la ira
todo es ceniza gris de un volcán que cubre lo vivo y lo detiene.

Ojos
cuerpos
piernas doloridas
se entregan al cansancio.

El mundo extraña algunos gemidos ya gastados.

No hay consuelo para la resignación.
Los árboles del fin han colgado dos nombres en sus ramas estériles.
Allí estamos
como si nunca nos hubiéramos amado,
insertos en un enjambre de recuerdos
tan lejanos
como mi último estremecimiento voluptuoso.
Es el atardecer, es el ocaso,
un destello me ciega:
es el dolor de no sentir
Aunque más fuerte
es el dolor de no ser percibida por tu esencia.

Con mi último ritmo
bailo al compás del llanto cada día.

Será que el amor se quiebra y se dispersa
pero no se muere así nomás,
se queda un poco.
Si fuera en verdad fuego, como dicen,
volvería a encenderse.

Susana Lizzi
Derechos reservados


miércoles, 4 de noviembre de 2009


Moriré de presencia
de abundancia
porque
conozco
el preciso punto de tu nombre
dentro de mí

A veces,
lo sé
me pierdo en equivocaciones
pero tu ser
alivia mi turbulencia
cura
sana

Prometo
estar algún momento en soledad;
por lo demás
seguí llenándome hasta que
muera
de vos.