Pobre mi amor creíste que era así no supiste. Era más rico que eso era más pobre que eso era la vida y tú con los ojos cerrados viste tus pesadillas y dijiste la vida.
Imaginé tu rostro durante nueve meses/ sin embargo/ no pude evitar la sorpresa/ de ver en tu belleza los rasgos cincelados de esperanza / la victoria de tu sonrisa subrayando la historia de los días. / De pronto / tus pasitos inseguros son la cosa más segura de la tierra / el refugio de amor que tanto me protege.
Puedo ser muy graciosa. Trabajo mucho y estudio más. Me esfuerzo por ser solidaria y compasiva; pero soy demasiado vulnerable. Mi marido me dijo que agregue que tengo mal carácter. ¿Pueden creer que yooooo?
Localicé el ocaso del día en mí, creyendo ver tu sonrisa en la bruma, evolución del silencio en frescura, cual tesis desleal de mis sentidos. Perduras, el olvido aún no erosiona, te sumerges y emerges en las aguas, cristalinas aguas de voluptuoso oleaje, donde Poseidón no reina, sólo mi mente. ¿Fue la seducción mi soledad? no, creerías que profané la necedad, fueron tus labios con reminiscencia a Mar, néctar divino que incendió a mi alma. Lapso, detente impertinencia burda, monólogo destructivo de mi ser, agitarás el recuerdo hasta agotar la luz, al resucitar tus labios estos versos. Contemplé el respirar de la noche en mí, creyendo ver tus ojos en la penumbra, cristalizó el resplandor de la tiniebla, ofrenda mortal, en la Bahía del Adiós.-